Capítulo Final: La caída de los Borgia


Llevo unos días a piñón, después de haberle dado un parón importante al Assassin’s Creed: La Hermandad (tenía cosas que hacer). Lo dejé apenas empezada la secuencia 5, aunque suponía que no me debía de quedar mucho.
¡Muere!
La imperiosa necesidad de probar de nuevo el The Witcher, esta vez con conocimiento de causa luego de haberme leído las dos primeras obras de Sapkowski,  me ha hecho desestimar la idea de conseguir la sincronización 100% en todo el ADN. La primera memoria que me dio problemas fue la primera de la secuencia en la que me quedé, llamada Saldar la deuda. Me resultaba tedioso conseguir que no me detectaran. En un primer instante lo dejé estancado, esperando a tener más tiempo para realizarlo en condiciones, pero finalmente lo dejé estar y la pasé acuchillando a todo aquel que se me ponía por delante.

El resto de memorias las completé una detrás de la otra, sin pena ni gloria, algunas al 100%, otras al 50%, pero ninguna repetida. He de decir que al principio deseaba con todas mis fuerzas acabar el juego, pero a medida que volvía a sumergirme en la historia, ese sentimiento se disipó. Ahora en mi mente sólo había una idea fija: acabar con los Borgia.

De nuevo disfrutaba corriendo por las calles de Roma, consiguiendo estandartes, recuperando la economía del país, ayudando a cortesanas, ladrones y asesinos… Y consiguiendo las preciadas llaves de los Seguidores de Rómulo.

Una ayuda siempre viene bien
Si bien hubo algunas misiones de cortesanas que no realicé (de ladrones creo que tampoco), completé todas las de mis compañeros asesinos. He de decir que es sublime usarlos cuando han alcanzado el mayor rango (luego de haber realizado el Salto de Fe) e inestimable la ayuda que me prestaron en algunas secuencias (sobre todo de las últimas), cuando mi única arma era el maldito Fruto del Edén, que es un coñazo usar.

Al final me quedé con ganas de seguir dándole matraca, aunque cometí el error de terminar la secuencia 9 antes de haber conseguido todos los artefactos en el 2012 con Desmond. No sé si me salté alguna cosa importante, pero ya no tenía caso. Cuando lo pasé me quedé unas horas más ultimando cosas (como comprar todos los cuadros, las armas y demás) y obteniendo los datos del sujeto 16.

Mención especial a los Glifos. Estos han sido mucho más complicados que los del Assassin’s Creed II, y reconozco que en más de una ocasión he tenido que tirar de guías, porque juro por todos los dioses que no sabía cual era la secuencia a seguir. Los más fáciles aquellos de reconocimiento de voz (aunque el último se las traía). Los más complicados aquellos que había que encontrar las coordenadas.

Al final el sujeto 16 no hace más que rallarte, aunque merece la pena el puzzle final.

Por último, he de decir que el final es espectacular, digno de esta grandiosa saga. Ahora me estoy arrepintiendo de haber elegido el The Witcher como sucesor, en lugar de terminar con Ezio en el Assassin’s Creed: Revelations.


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Sé una leyenda

Empezaré diciendo que no soy muy fan de los juegos PvP. Me generan demasiada ansiedad y desasosiego, normalmente no lo paso bien. Sin embargo, decidí darle una oportunidad al League of Legends (LoL) hace bastante tiempo, porque mi mejor amiga quiso que entrara con ella (por aquellos entonces comenzaba a hacerse famosillo y ella era igual de paquete que yo... Ahora es crema).

Continuaré diciendo que no soy ni mucho menos Pr0. De hecho soy bastante N00b, debido principalmente a que juego bastante poco. De todas formas, he de decir a su favor que he tenido muchas partidas súper entretenidas en las que me he divertido un montón. Figuraos cuanto, dado que todavía tiene su espacio en mi portátil.

League of Legends es un MOBA (Multiplayer Online Battle Arena), un juego multijugador de batalla que tiene miles y miles de seguidores en todo el mundo. Llegaría a decir que es uno de los mejores, compitiendo con el aclamado DotA All Stars (ambos están desarrollados por gente que trabajaba para el Warcraft III). Su interfaz innovadora, su cantidad ingente de personajes (que siguen aumentando al día de hoy), su calidad gráfica y musical, su facilidad (aunque dentro de ella hay cantidad de aspectos a tener en cuenta, estratégicos sobre todo) y el hecho de que es gratuito, se ha granjeado el respeto como decía de miles de fans incondicionales.

En los campos de la justicia, tomamos el papel de Invocador. Podemos elegir tres mapas distintos: La Grieta del Invocador, El Bosque Retorcido y La Cicatriz de Cristal. Los dos primeros corresponden a la modalidad de juego normal, basada en 3vs3 y 5vs5, donde ambos equipos se enfrentan entre ellos buscando destruir todas las torres y el Nexo enemigo, llevándose por delante todas las muertes y asistencias posibles.

El Bosque Retorcido

La Grieta del Invocador

La Cicatriz de Cristal

El tercero es una modalidad de juego relativamente nueva, donde el objetivo es capturar puntos de manos del enemigo. Cuantos más puntos tengamos activos, más rápido bajará la vida del Nexo enemigo. En esta modalidad también cuentan los kills y las asistencias, si bien quizás el juego debe ser más estratégico.

League of Legends tiene muchos puntos a favor y pocos en contra, aunque a veces los servidores petan demasiado y generan malestares y caídas de los jugadores (una caída puede ser decisiva para la victoria o para la derrota, ya que se nota mucho la ausencia de uno solo de tus miembros del equipo), todo está lleno de niñatos estúpidos que no tienen otra cosa que hacer que llamarte N00b (no sé a vosotros, pero a mi me revienta que lo hagan, aunque normalmente no es a mi... Dado que juego muy poco), la inmensa mayoría de la comunidad se entiende mediante el inglés (hay que tomar un cursillo antes para ver los tópicos del juego: ss, gj, warp, brb, carry, AP, farm, feed, etc) y, quizás la peor de todas, las partidas pueden hacerse inmensamente largas (normalmente en un 3vs3 se echa una media hora; en las de 5vs5 puedes tirarte una hora entera perfectamente cagándote en tu equipo o en el contrario).

Toma Team Fight
Por contra, hay partidas que pueden resultar tremendamente divertidas, sobre todo si juegas con un equipo que se entiende bien (normalmente yo voy a equipo hecho con mis amigos, por lo que nos ponemos el Skype y nos damos las órdenes por ahí, lo cual hace más fácil las instrucciones). Es un juego donde a veces la estrategia, a veces la resistencia puede hacer que te lleves la victoria y donde las prisas pueden hacer que cometas errores garrafales.


En definitiva, un juego que merece la pena probar. Pero he de advertir que no conozco a mucha gente que lo haya jugado y lo haya dejado pronto. Avisados quedáis.

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La madurez del Asesino

Considerado por muchos una de las mejores sagas, Assassin's Creed ha sabido ganarse su lugar en mi estante de videojuegos. Si bien es cierto que la primera entrega me pareció sumamente floja en cuestión de jugabilidad (igual en otra ocasión me pondré a valorarla como es debido), lo cierto es que la historia atrajo muchísimo mi atención.

Ezio madurito
Ahora lo que nos atañe es descubrir los secretos que llevan a Ezio hasta Roma, lejos de su Florencia natal. La historia comienza en Monteriggioni, donde el joven asesino ocupa su tiempo en época de paz. Sin embargo, esa tranquilidad será sacudida por una emboscada que nos llevará a huir precipitadamente y con lo puesto, lejos de lo que habíamos conseguido llamar hogar.

Con idea de acabar de una vez por todas con los ideales de los Borgia, Ezio trazará planes para desbancarlos con la ayuda de su recién fundada Hermandad de Asesinos.

Este juego pule, si eso podría ser posible, los nimios fallos que a mi parecer tenía Assassin's Creed II. Si bien algunas veces todavía peca de ser cansino (sobre todo con la cantidad de misiones similares que te ofrecen cortesanas y ladrones), queda completamente subsanado por una nueva búsqueda (paralela a la que seguíamos con los códices en la entrega anterior), que nos llevará por las entrañas de Roma, desmantelando las obras de los Seguidores de Rómulo y que nos entregará una suculenta recompensa.

Como ya venía siendo costumbre en las entregas anteriores, nos encontramos de nuevo con una calidad gráfica asombrosa, que recrea con todo lujo de detalles la ciudad y las inmediaciones de Roma, con sus gentes sencillas y sus nobles. Ahora tenemos la posibilidad de usar el caballo por las calles, aunque siempre nos será mucho más sencillo trepar por las paredes. O, incluso, ir simplemente a pie, esquivando a quien nos estorbe.

Seguidores de Rómulo
El arsenal de armas es cuantioso, pudiendo utilizar aquellas que los cadáveres de nuestros enemigos dejan caer (¿esto también podía hacerse en el Assassin's Creed II? Qué mala memoria tengo...), incluso usar alguna que otra escoba abandonada por un asustado pueblerino (hay un logro de matar a un guardia con ella. ¡De nada!). Y esta vez disponemos de otras aportaciones de nuestro buen amigo Leonardo (en esta ocasión lo veremos poquito), como son los nuevos paracaídas (nos salvarán de más de un castañazo).

La banda sonora también sigue siendo impecable, con música que nos pone en situación, usando de nuevo los Chorus que tan bien sentaron en el Assassin's Creed primigenio (¿quién no recuerda los cánticos sacerdotales de Jerusalem?). Hermosas piezas para un juego hermoso.

Sin embargo, Assassin's Creed: La Hermandad, no es un juego diez. Bien es cierto que la posibilidad de poder entrenar a tus propios asesinos, que te ayudarán en casi cualquier momento del juego (y que a mi, personalmente, me han venido muy bien a la hora de ejecutar en modo sigiloso), ha sumado muchos puntos a esta entrega, pero tiene otras cosas que dejan mucho que desear. Lo principal de todo, y cosa que no me gusta absolutamente nada (sé que a muchos sí que les llamará la atención) es la necesidad de realizar todas las misiones de una determinada manera para que te otorguen la sincronización 100%. No soporto que me digan cómo he de hacer las cosas y, aunque algunas son fáciles de realizar, otras peticiones sin embargo son bastante complicadas. Yo ya he optado por dejar que salgan como salgan, porque si no se me haría interminable.

La Hermandad
Otra cosa con lo que no puedo es con las misiones en las que tienes que embestir a una persona. Por los dioses, ¿por qué es tan sumamente complicado? Tengo al objetivo en mi punto de mira, le puedo tocar el culo con la lengua y, cuando presiono lo correspondiente para embestirlo, ¿se lo pasa por el ojete? De verdad, odio estas misiones y odio todo el tiempo que tengo que echar en ellas (además, los malditos guardias de diez kilómetros a la redonda ven que estás persiguiendo a un ladrón y vienen a pegarte...). Ah, recuerda... Si tu objetivo se aleja demasiado... ¡Pierdes!

Pero bueno, lo dejaremos pasar porque en esta ocasión podemos comprar mapas de las plumas de Petruccio y los estandartes Borgia.


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Caminando por Tyria


Con la salida inminente (gracias a dios) de la "segunda" entrega de este videojuego, decidí retomar de nuevo mis viajes por toda Tyria. Hacía cuanto menos cuatro años que no lo tocaba, a pesar de tenerlo ahí (bien por otros juegos, bien por falta de tiempo, bien porque no se me apetecía) y, como el resto de ocasiones en los que he vuelto a él, me he llevado un excelente sabor de boca.

Guild Wars es un mmorpg que salió hace muchos años pero que, a pesar de ello, todavía sigue teniendo muchos adeptos. Gracias a él nos adentramos en el ficticio mundo de Tyria, donde tendremos que convertirnos en un héroe para la nación, enfrentándonos a enemigos comunes y a enemigos que nunca pensaríamos que tendríamos.

Los Charrs molan un montón
La historia comienza en Ascalon, donde acabas de llegar gracias a la muda necesidad del rey, ya que la ciudad está siendo asediada por los Charrs, unas criaturas con aspecto felino y bastante fieras, que no dejan más que destrucción a su paso. En este lugar por ahora idílico y lo suficientemente tranquilo, podremos dar nuestros primeros pasos y comprender cómo funcionan las cosas en el mundo de Tyria.


 Yo encarno la piel de una joven guardabosques, que atraída por la idea de acabar con los Charrs acepta la petición del rey, sirviendo a su patria. En Ascalon joven, aprendí a usar mi arco con habilidad, me gané la simpatía de un felino de Melandru (que más adelante son casi imposibles de encontrar), además que granjearme la amistad de muchos futuros héroes como yo. Por si fuera poco, también tuve la oportunidad de estudiar una profesión secundaria, lo que me valdría para incrementar mi sabiduría y mis poderes. En esta ocasión, y sin que sirva de precedente, decidí darle mis votos a Grenth, el señor de la muerte.

Guild Wars es un juego sencillo, si bien peca de bastantes errores que todos los fans tenemos intención de ver subsanados en la nueva entrega. Los más importantes quizás sean la imposibilidad de saltar (como hacen los personajes del WoW), si bien puede parecer nimio se echa bastante de menos; la sensación de que la exploración es rígida y lineal (la mayoría de las veces tienes que ir por el camino marcado, no puedes saltar barrancos, nadar, ni siquiera salvar pequeños desniveles de tierra); el escaso nivel al que llegan los personajes (es el 20, aunque he de decir que sobra); la falta de razas jugables (solo puedes ser humano)...

Por contra, el apartado técnico, gráfico y musical del juego es cuanto menos excelente, colocándose de los primeros en las listas, aunque el WoW siga sacándole ventaja. La disposición de la barra de habilidades consigue que el juego sea más estratégico, quitando la sensación de ser un "aprieta botones" como otros mmorpg. En el Guild Wars sólo puedes tener una serie de habilidades activadas, que podrás cambiar en cualquier ciudad del mapa, al igual que los puntos de habilidad, que pueden redistribuirse tantas veces como se quiera. Las batallas con multitud de enemigos pueden convertirse en todo un reto para el jugador, que tendrá que aprender a sobrevivir con lo poco que tiene. Además, la posibilidad de contratar esbirros o héroes, hace que el juego pueda ser jugado perfectamente en solitario (excepto en las zonas PvP)


Ascalon era bonita...
Los gráficos del juego son sensacionales, muy cuidados, muy conseguidos a pesar de ser un juego antiguo y, sobre todo, muy muy optimizados. Los requisitos mínimos no superan los 128 mb (una ATI® Radeon® 8500, por ejemplo), lo cual se agradecía porque por aquella época (igual que en esta, lamentablemente) la cosa no estaba para tener ordenadores potentes. Los espacios abiertos son coloridos y llenos de vida, alejados de los yermos que por ejemplo podían verse en el Lineage II (se echaba de menos un buen bosque por el que perderse).


En cuanto al apartado musical, la banda sonora no molesta al jugador, reproduciéndose siempre en segundo plano y no interfiriendo en el sonido ambiente (que puede orientarte sobre la disposición de los enemigos). Hace tiempo lanzaron una reedición del Guild Wars Prophecies (la primera campaña) que traía consigo la banda sonora. El juego consta de tres expansiones más, cada una con nuevos contenidos adicionales, llamadas Guild Wars Factios, Guild Wars Nightfall y Guild Wars Eye of the North.

En definitiva, el Guild Wars es un juego que a mi, desde siempre, me ha encantado. Se ha ganado por méritos un huequito en mi corazón, a pesar de tener fuertes competidores que podían hacerle sombra. Quizás también tenga mucho a favor el hecho de que las cuotas mensuales no existen y que el juego está completamente doblado y subtitulado al castellano (cosa que se agradece). Además, con la llegada del Guild Wars 2, lo he desempolvado ya que ganaremos bonificaciones por tener méritos en el Museo de la Fama. ¡Hay que darle caña!


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