La madurez del Asesino

Considerado por muchos una de las mejores sagas, Assassin's Creed ha sabido ganarse su lugar en mi estante de videojuegos. Si bien es cierto que la primera entrega me pareció sumamente floja en cuestión de jugabilidad (igual en otra ocasión me pondré a valorarla como es debido), lo cierto es que la historia atrajo muchísimo mi atención.

Ezio madurito
Ahora lo que nos atañe es descubrir los secretos que llevan a Ezio hasta Roma, lejos de su Florencia natal. La historia comienza en Monteriggioni, donde el joven asesino ocupa su tiempo en época de paz. Sin embargo, esa tranquilidad será sacudida por una emboscada que nos llevará a huir precipitadamente y con lo puesto, lejos de lo que habíamos conseguido llamar hogar.

Con idea de acabar de una vez por todas con los ideales de los Borgia, Ezio trazará planes para desbancarlos con la ayuda de su recién fundada Hermandad de Asesinos.

Este juego pule, si eso podría ser posible, los nimios fallos que a mi parecer tenía Assassin's Creed II. Si bien algunas veces todavía peca de ser cansino (sobre todo con la cantidad de misiones similares que te ofrecen cortesanas y ladrones), queda completamente subsanado por una nueva búsqueda (paralela a la que seguíamos con los códices en la entrega anterior), que nos llevará por las entrañas de Roma, desmantelando las obras de los Seguidores de Rómulo y que nos entregará una suculenta recompensa.

Como ya venía siendo costumbre en las entregas anteriores, nos encontramos de nuevo con una calidad gráfica asombrosa, que recrea con todo lujo de detalles la ciudad y las inmediaciones de Roma, con sus gentes sencillas y sus nobles. Ahora tenemos la posibilidad de usar el caballo por las calles, aunque siempre nos será mucho más sencillo trepar por las paredes. O, incluso, ir simplemente a pie, esquivando a quien nos estorbe.

Seguidores de Rómulo
El arsenal de armas es cuantioso, pudiendo utilizar aquellas que los cadáveres de nuestros enemigos dejan caer (¿esto también podía hacerse en el Assassin's Creed II? Qué mala memoria tengo...), incluso usar alguna que otra escoba abandonada por un asustado pueblerino (hay un logro de matar a un guardia con ella. ¡De nada!). Y esta vez disponemos de otras aportaciones de nuestro buen amigo Leonardo (en esta ocasión lo veremos poquito), como son los nuevos paracaídas (nos salvarán de más de un castañazo).

La banda sonora también sigue siendo impecable, con música que nos pone en situación, usando de nuevo los Chorus que tan bien sentaron en el Assassin's Creed primigenio (¿quién no recuerda los cánticos sacerdotales de Jerusalem?). Hermosas piezas para un juego hermoso.

Sin embargo, Assassin's Creed: La Hermandad, no es un juego diez. Bien es cierto que la posibilidad de poder entrenar a tus propios asesinos, que te ayudarán en casi cualquier momento del juego (y que a mi, personalmente, me han venido muy bien a la hora de ejecutar en modo sigiloso), ha sumado muchos puntos a esta entrega, pero tiene otras cosas que dejan mucho que desear. Lo principal de todo, y cosa que no me gusta absolutamente nada (sé que a muchos sí que les llamará la atención) es la necesidad de realizar todas las misiones de una determinada manera para que te otorguen la sincronización 100%. No soporto que me digan cómo he de hacer las cosas y, aunque algunas son fáciles de realizar, otras peticiones sin embargo son bastante complicadas. Yo ya he optado por dejar que salgan como salgan, porque si no se me haría interminable.

La Hermandad
Otra cosa con lo que no puedo es con las misiones en las que tienes que embestir a una persona. Por los dioses, ¿por qué es tan sumamente complicado? Tengo al objetivo en mi punto de mira, le puedo tocar el culo con la lengua y, cuando presiono lo correspondiente para embestirlo, ¿se lo pasa por el ojete? De verdad, odio estas misiones y odio todo el tiempo que tengo que echar en ellas (además, los malditos guardias de diez kilómetros a la redonda ven que estás persiguiendo a un ladrón y vienen a pegarte...). Ah, recuerda... Si tu objetivo se aleja demasiado... ¡Pierdes!

Pero bueno, lo dejaremos pasar porque en esta ocasión podemos comprar mapas de las plumas de Petruccio y los estandartes Borgia.


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